Atrás quedaron los días, donde este tipo de servicios era exclusivo para gente de alto poder adquisitivo o celebridades. Hoy gracias al desarrollo de las tecnologías y el auge de la cultura hacia la imagen, la labor del personal shopper se ha democratizado, contribuyendo al afianzamiento de esta profesión. Actualmente, su labor se ha ampliado quedando a su cargo la imagen global de su cliente.
La combinación de labores entre la asesoría de imagen y el personal shopping es la más popular y la que está creciendo con fuerza en Chile, ofreciendo diferentes modalidades a sus clientes.
Si bien en los últimos años, el número de personas que buscan este tipo de asesoría ha crecido, el auge de la compra online y los cambios en los hábitos de consumo de las personas hacen que el trabajo del personal shopper sea aún más necesario.
La pandemia, y las restricciones de movilidad que se han impuesto para prevenir el virus obligaron a grandes cambios en la forma en que consumen las personas.
Los aforos, las filas para entrar a las tiendas en los centros comerciales y el cierre temporal de probadores han provocado la desmotivación de las personas a comprar de forma presencial y llevándolos a buscar nuevas formas de adquirir sus artículos.
El comercio online tuvo un alza exponencial durante este año, consolidándose en el país como una forma confiable de compra. Cada vez más usamos este método para adquirir productos, entre ellos, nuestra ropa. Sin embargo, esto puede resultar abrumador para el consumidor, ya que está acostumbrado a probarse y tocar las prendas antes de comprarlas.
Es aquí donde el personal shopper cobra protagonismo, ofreciendo una opción más segura, sin salir de casa y de confianza, en cuanto al conocimiento de calidad y opciones existentes en el mercado. Donde el cliente cuenta con la asesoría y conocimiento de un profesional que guiará sus compras para que estas se adecuen a sus necesidades, estilo y gustos. Facilitando el proceso para el usuario de este servicio.